Wednesday, April 13, 2005

Una cena alterada.

¿Pero a qué se debió el súbito interés de Saunière por las obras de Leonardo? Según los Archivos secretos, el artista conocería el enigma del santo grial, por lo que no tendría nada de extraño que en algunas de sus obras más destacadas hubiese deslizado algunas claves sobre este misterio. A juicio de algunos investigadores, la clave que puede explicar el conocimiento extra de Leonardo está en La última cena, una de sus creaciones más insólitas. La primera causa de extrañeza es la actitud de los apóstoles, que parecen estar riñendo entre ellos. Estas expresiones iracundas se han justificado como la alborotada reacción de los discípulos al escuchar decir a Jesús: «Uno de vosotros me traicionará». Pero hay otros detalles fuera de lugar. Por ejemplo, Jesús no tiene frente a él ningún cáliz destacado, sino el mismo humilde vaso que el resto de comensales; el pan aparece sin partir; la figura sentada a la derecha de Jesús, que en teoría es San Juan, parece una mujer de larga cabellera y delicados rasgos, en la que estudiosos como Margaret Starbird, autora del libro The woman with the alabaster jar, han querido ver a María Magdalena, la presunta esposa de Jesús. Por otro lado, el segundo personaje empezando por la izquierda tiene un rostro prácticamente idéntico al de Jesús y va vestido con las mismas ropas, como si Leonardo se hiciera eco de la tradición que atribuye al Mesías un hermano gemelo. Quizá ese Tomás Dídimo que citan los evangelios, ya que ‘dídimo’, en griego, significa ‘gemelo’. Por último, encarnando el talante violento de la escena, entre los cuerpos de los comensales de la parte izquierda de la pintura emerge una mano que parece no pertenecer a nadie y que empuña un cuchillo. Son, realmente, muchas ‘rarezas’. Pero historiadores del arte como Claudio Giorgione, del Museo de Ciencias de Milán, ofrecen otra explicación a tanto misterio. «Es probable que Leonardo no quisiera transformar a San Juan en María Magdalena (a la que ciertos historiadores consideran un apóstol más), sino que quizá sólo quiso insistir en sus rasgos más femeninos. Esta postura indicaría que se inspiraba en ideas heréticas que iban más allá de la separación de sexos y abogaban por una unión total del conjunto del cosmos.» Por otra parte, añade Giorgione, «más fácil que pensar que Leonardo pertenecía a una secta es creer que el genio apoyaba de forma independiente la presencia de la divinidad en todas las cosas. Lo que es suficiente para que no estuviera en la línea de la iglesia oficial».

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