Un testimonio directo.
El 8 de enero de 1935, un sacerdote católico llamado Padre Gleb E. Werchobsky, se entrevistó en Chicago con el escritor Sigmund Livingston, quien ya había publicado antes un artículo denunciando la falsedad de los Protocolos. El Padre Werchobsky quería poner en manos de Livingston cierta información hasta entonces desconocida, basada en su propia experiencia personal.
El Padre Werchobsky ratificó la veracidad de su informe a Livingston en una declaración jurada. Posteriormente, Livingston publicó los detalles completos de esta entrevista en su libro ¿Deben los hombres odiar? que ya hemos mencionado.
El Padre Werchobsky había nacido en San Petersburgo, Rusia, el 23 de octubre de 1888. Había sido ordenado en Constantinopla (hoy Istanbul) el 13 de julio de 1914. Posteriormente emigró a los Estados Unidos, donde estuvo en varios lugares hasta llegar a Chicago en 1929. Allí continuó cumpliendo sus deberes pastorales en el marco de la Iglesia Católica. Su padre era Eugenio I. Werchobsky y su madre María C. von Stein. George Butmi de Katzman, antiguo teniente en la Guardia Imperial de Rusia, era amigo de la familia.
Inmediatamente después del Caso Dreyfus en Francia, Butmi viajó a París. Cuando regresó a San Petersburgo, trajo varios manuscritos que pidió traducir al ruso. La traducción fue hecha por la mujer de Butmi y la madre del Padre Werchobsky. Esta fue la traducción que apareció luego bajo el nombre Los Protocolos de los Sabios de Sión. En su declaración jurada, el Padre Werchobsky declaraba que Los Protocolos de los Sabios de Sión eran un fraude y una falsificación, y que le entregaba esa declaración (a Livingston) solamente en aras de la verdad. También agregó que conoció personalmente a varios de los implicados en la publicación del documento, incluyendo a Sergei F. Sharapoff, director del semanario Russky Trud ("La Verdad Rusa"), que era una publicación especialmente antagónica al Conde Witte.
El grupo luchaba ferozmente contra el intento del Conde Witte de introducir en Rusia el standard oro, para atraer inversiones extranjeras. Witte se inclinaba a formar una alianza con Francia, mientras que sus oponentes buscaban aliarse con Alemania. Era bien sabido que el Conde Witte quería mejorar las condiciones de vida de los judíos en Rusia, y que proponía cancelar ciertas leyes represivas. La publicación de los Protocolos fue empleada para socavar su influencia sobre el Zar y la familia real.
El Sr. Lucien Wolf, en su artículo "Las Tonterías de Nilus", resumió las explicaciones ofrecidas por Nilus sobre el origen del documento publicado como los Protocolos:
"Según una explicación, los Protocolos los obtuvo de un difunto amigo, quien los había recibido de una mujer, asimismo fallecida, quien los robó de uno de los líderes más influyentes y elevados de la Francmasonería ... . De acuerdo a la otra no hubo una mujer intermediaria, y ningún robo a un Francmasón francés, sino que todo el asunto fue ejecutado por al difunto amigo por sí sólo, quien hizo una búsqueda en las Oficinas Centrales de la Sociedad de Sión en Francia ... . En la tercera edición aumentada de su obra, publicada en 1911, ... nos cuenta que los documentos no llegaron de Francia, sino de Suiza, que no eran judeo-masónicos, sino Sionistas, y que eran los protocolos secretos del Congreso Sionista reunido en Basilea en 1897."
De todos estos testimonios, la conclusión más verosímil es que los Protocolos en su versión francesa fueron preparados por los agentes de la Okrana en París, quienes le entregaron el manuscrito a Butmi y éste a su vez se lo entregó a Nilus, cuya condición de monje le daría más prestigio a la publicación.
Aunque los líderes rusos ilustrados no creían realmente en la veracidad de los Protocolos, les resultaban útiles para fomentar el odio a los judíos.
El Padre Werchobsky ratificó la veracidad de su informe a Livingston en una declaración jurada. Posteriormente, Livingston publicó los detalles completos de esta entrevista en su libro ¿Deben los hombres odiar? que ya hemos mencionado.
El Padre Werchobsky había nacido en San Petersburgo, Rusia, el 23 de octubre de 1888. Había sido ordenado en Constantinopla (hoy Istanbul) el 13 de julio de 1914. Posteriormente emigró a los Estados Unidos, donde estuvo en varios lugares hasta llegar a Chicago en 1929. Allí continuó cumpliendo sus deberes pastorales en el marco de la Iglesia Católica. Su padre era Eugenio I. Werchobsky y su madre María C. von Stein. George Butmi de Katzman, antiguo teniente en la Guardia Imperial de Rusia, era amigo de la familia.
Inmediatamente después del Caso Dreyfus en Francia, Butmi viajó a París. Cuando regresó a San Petersburgo, trajo varios manuscritos que pidió traducir al ruso. La traducción fue hecha por la mujer de Butmi y la madre del Padre Werchobsky. Esta fue la traducción que apareció luego bajo el nombre Los Protocolos de los Sabios de Sión. En su declaración jurada, el Padre Werchobsky declaraba que Los Protocolos de los Sabios de Sión eran un fraude y una falsificación, y que le entregaba esa declaración (a Livingston) solamente en aras de la verdad. También agregó que conoció personalmente a varios de los implicados en la publicación del documento, incluyendo a Sergei F. Sharapoff, director del semanario Russky Trud ("La Verdad Rusa"), que era una publicación especialmente antagónica al Conde Witte.
El grupo luchaba ferozmente contra el intento del Conde Witte de introducir en Rusia el standard oro, para atraer inversiones extranjeras. Witte se inclinaba a formar una alianza con Francia, mientras que sus oponentes buscaban aliarse con Alemania. Era bien sabido que el Conde Witte quería mejorar las condiciones de vida de los judíos en Rusia, y que proponía cancelar ciertas leyes represivas. La publicación de los Protocolos fue empleada para socavar su influencia sobre el Zar y la familia real.
El Sr. Lucien Wolf, en su artículo "Las Tonterías de Nilus", resumió las explicaciones ofrecidas por Nilus sobre el origen del documento publicado como los Protocolos:
"Según una explicación, los Protocolos los obtuvo de un difunto amigo, quien los había recibido de una mujer, asimismo fallecida, quien los robó de uno de los líderes más influyentes y elevados de la Francmasonería ... . De acuerdo a la otra no hubo una mujer intermediaria, y ningún robo a un Francmasón francés, sino que todo el asunto fue ejecutado por al difunto amigo por sí sólo, quien hizo una búsqueda en las Oficinas Centrales de la Sociedad de Sión en Francia ... . En la tercera edición aumentada de su obra, publicada en 1911, ... nos cuenta que los documentos no llegaron de Francia, sino de Suiza, que no eran judeo-masónicos, sino Sionistas, y que eran los protocolos secretos del Congreso Sionista reunido en Basilea en 1897."
De todos estos testimonios, la conclusión más verosímil es que los Protocolos en su versión francesa fueron preparados por los agentes de la Okrana en París, quienes le entregaron el manuscrito a Butmi y éste a su vez se lo entregó a Nilus, cuya condición de monje le daría más prestigio a la publicación.
Aunque los líderes rusos ilustrados no creían realmente en la veracidad de los Protocolos, les resultaban útiles para fomentar el odio a los judíos.
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