Wednesday, June 08, 2005

Las secuelas.

Los Protocolos, como ya lo hemos hecho notar, se transformaron en la "Biblia" de los antisemitas y antimasones. Adolf Hitler los usó como justificación para su política de persecución racial, que culminó, como sabemos, en la "Solución Final", es decir el Holocausto - el asesinato en masa de millones de hombres, mujeres y niños judíos por el sólo "crimen" de ser judíos.
Terminada la Segunda Guerra Mundial, y después de la revelación de los crímenes inconcebibles contra la humanidad perpetrados por la Alemania Nazi, y el exterminio de un tercio del pueblo judío, se podría haber esperado una actitud más crítica hacia los Protocolos, cuya falsedad ya estaba demostrada hasta la saciedad.
El Holocausto mismo vino a demostrar, en la forma más trágica y palpable posible, la absoluta necedad de los presuntos "planes de dominación mundial" descritos en los Protocolos. Sin embargo, el odio antisemita y antimasónico no tiene relación alguna con la lógica. sino con la psicopatología. Los antisemitas simplemente han optado por negar la existencia del Holocausto, alegando que los campos de exterminio, cámaras de gases, miles de testimonios, fotos, películas y confesiones de algunos de los criminales implicados en el Holocausto no son sino invenciones y mistificaciones.
La propaganda antisemita y antimasónica sigue apareciendo sin tregua. En junio de 1992 fue publicado en un periódico turco un folleto de 40 páginas, a todo color, coincidiendo con la celebración del Quinto Centenario de la bienvenida otorgada por el imperio Otomano a los judíos expulsados de España. La publicación se titula El Ultimo Mensaje y lleva en la primera página una foto de Kemal Atatürk, el padre de la república turca, con el lema: "Siguiendo tus pasos". El titular siguiente promete revelar los secretos de la Masonería, pero la lectura del texto demuestra que se trata simplemente de otro opúsculo de propaganda rabiosamente antisemita. En el interior hay una foto de Hitler con el título "Los judíos me financiaron", y una de Mussolini diciendo "Soy un Sionista".
De especial interés para nosotros es la ilustración en forma de pirámide truncada, con el ojo que todo lo ve dentro de un triángulo en la cima de la pirámide. Luego, en niveles decrecientes, se "revela" la estructura del poder mundial judío: en la cima, 3 judíos Cabalistas, luego el Sanhedrín (compuesto por 70 Sabios), debajo de ellos la Bené Berith y algo llamado Bilderberg "fundado en Holanda en 1954 con dinero de Rockefeller y Rothschild". Nadie ha descubierto aún a qué se refiere ese nombre. El nivel siguiente es ... la MASONERIA, así, en letras grandes. Finalmente, debajo de la Masonería están los Rotarios, los Leones y ... créanlo o no, el "Diners Club".
Las 40 páginas del folleto están repletas de revelaciones fascinantes, como por ejemplo que la palabra "Nazi" es el nombre de los judíos europeos (evidentemente, para el autor no existe diferencia entre "Ashkenazi"y "Nazi"). Hitler fue financiado por los banqueros judíos, y el financista judío Bernard Baruch, "dueño de 243 de las 246 fábricas de municiones en los Estados Unidos" es quien organizó la segunda Guerra Mundial.
Es fácil tomar a la risa esta triste versión turca "corregida y aumentada" de los Protocolos, pero el asunto es muy serio. Turquía es un país musulman, que lucha por mantener la tradición laica impuesta por los fundadores de la República Turca a comienzos de los años 20. Los fundamentalistas islámicos están luchando ferozmente por recuperar el poder, apoderarse de la educación primaria y transformar a Turquía en otra nación islámica al estilo de Irán. En esta lucha el uso del antisemitismo - conjugado en los ojos de dichos círculos con el Sionismo - y la antimasonería son algunas de sus armas principales.
Los Protocolos se siguen publicando, como si nada hubiera pasado. Su popularidad continúa hasta el día de hoy. En el último volumen publicado por la Universidad de Tel Aviv de su encuesta anual del antisemitismo en el mundo, correspondiente al año 1995, se anotan los Protocolos como una excusa para actos de terrorismo árabe en Villeurbanne, Francia (p. 10) y nuevas ediciones de los Protocolos en los Estados Unidos, Estonia, Eslovaquia, Ucrania, Irán, Dinamarca, y una traducción al griego publicada en Australia.

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